martes, 29 de abril de 2008

INTRODUCCIÓN


Miguel Antonio Caro





Miguel Antonio Caro es el pensador colombiano que durante el siglo XIX representó la más completa fidelidad a la visión hispánica de la vida, el mundo y la sociedad. En opinión de José Luis Romero, el pensamiento de Caro es el esbozo conceptual más profundo del conservatismo filosófico-político en América Latina durante el siglo XIX.

Datos Biográficos

Caro nació en el año de 1843 en Bogotá, ciudad en la que transcurrió toda su existencia. Fue hijo de otro gran pensador y poeta colombiano de la época, don José Eusebio Caro, uno de los padres fundadores del partido conservador. Al regresar en 1850 de Nueva York, donde se había exiliado por causa de las críticas hechas al presidente López, don José Eusebio enfermó de fiebre amarilla y murió en el año de 1853. Miguel Antonio tenía entonces diez años, por lo que no puede hablarse de una influencia directa heredada de su padre. Al contrario, mientras José Eusebio se aracterizó por ser un personaje intelectualmente muy inquieto, que jugueteó con las filosofías más dispares y antagónicas, desde Saint-Simon hasta De Maistre, y desde Voltaire hasta Santo Tomás, Miguel Antonio conservó toda su vida una línea intelectual bien definida: la filosofía tradicionalista hispano-católica en la línea de Balmes, Donoso Cortés y Menéndez de Pelayo.


Muerto su padre, la educación de Caro estuvo a cargo de los padres jesuitas en Bogotá, con los que aprendió el latín, llegando a ser experto traductor de Virgilio a la lengua castellana. Años más tarde colaboraría con Rufino José Cuervo (1844-1911) en la redacción de una gramática latina. De hecho, Caro fue uno de los fundadores de la Academia Colombiana de la Lengua y director de la Biblioteca Nacional. Por sus trabajos de filología y lingüística, así como por su estilo depurado, es considerado en la América hispana como uno de los clásicos de la lengua, al lado de Cuervo. Una de las más prestigiosas instituciones académicas de Colombia lleva con orgullo el nombre de estos dos grandes gramáticos: el Instituto Caro y Cuervo.


Miguel Antonio Caro fue un escritor amante de la polémica, en un tiempo que exigía del intelectual una decidida toma de posición política. La convulsionada vida de la Colombia decimonónica se encontraba entonces dominada por las ideas de los llamados "radicales", un grupo de pensadores y políticos liberales que favorecía el impulso de la enseñanza secularizada, la separación entre la iglesia y el estado, el federalismo republicano, el no intervencionismo estatal y las inmigraciones europeas. Frente a este tipo de ideas políticas se dirigieron los ataques contínuos de Caro, realizados desde su periódico "El Tradicionalista", así como desde la tribuna del congreso colombiano. No le faltaba de algún modo razón, puesto que el idealismo de los radicales había conducido al país hacia una situación inmanejable. El sistema federalista, con sus territorios autónomos, dotados cada uno de ejército, moneda y política propias, desarticuló prácticamente la nación, dejándola a merced de la voluntad caudillista de los gobernantes locales. A pesar de que los radicales abrieron el camino hacia una modernización económica, política y cultural, se hacía imperiosa la necesidad de un cambio de orientación gubernamental.


Caro buscó alianza con el ala no radical de los liberales, encabezada por el poeta cartagenero Rafael Nuñez, procurando con ello la unificación del país, la implantación de leyes comunes y la coordinación de unas fuerzas armadas anteriormente dispersas. Aunque en dirección política opuesta, Caro tuvo en Colombia un papel similar al de Alberdi en Argentina en tanto que redactor de las Bases para la constitución de1886, vigente durante más de cien años, que contemplaba los siguientes puntos: centralización política, unidad de legislación, proteccionismo económico, restricción de libertades individuales, fortalecimiento del ejecutivo y firma de un concordato entre la iglesia y el estado colombiano. Para impulsar este periodo de reformas (que en la historia de Colombia es conocido como la "Regeneración"), Caro fue nombrado vicepresidente una vez que Nuñez asumió la jefatura de la nación en 1892. Pero habiéndose retirado éste a la ciudad de Cartagena en 1894, Caro se hizo cargo de la presidencia hasta 1898. Durante su mandato tuvo que luchar continuamente frente a las conspiraciones políticas de los radicales, que buscaban desestabilizar el gobierno conservador a toda costa. Su mano derecha para este efecto fue el general Rafael Reyes, quien aplastó todos los intentos de oposición armada. Después se retiró de la política para dedicar sus últimos años al cultivo de la literatura, muriendo en Bogotá el 5 de agosto de 1909.


Además de su dedicación a la política y la literatura, Caro ejerció una intensa actividad como filósofo y pedagogo. Hacia 1865 profesaba ya la cátedra de filosofía en el colegio Pío IX de Bogotá; en 1867 y 1868 dictó cursos de filosofía moral y psicología en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, y en 1870 regentó la cátedra de filosofía en la universidad de los Estados Unidos de Colombia. Uno de sus ideales centrales fue la fundación de una universidad católica en Bogotá, proyecto que sólo vino a concretizarse en el año de 1884.